Hipertiroidismo

Hipertiroidismo




En sentido amplio se denomina hipertiroidismo a la presencia de un trastorno funcional del tiroides caracterizado por la secreción, y el consiguiente paso a la sangre, de cantidades excesivas de hormonas tiroideas.

Clasificación


Ø  La enfermedad de Graves-Basedow constituye la entidad más importante por su frecuencia, de modo que a menudo se identifican con ella los términos genéricos de hipertiroidismo o tirotoxicosis.

Ø  El adenoma tóxico y el bocio multinodular tóxico constituyen dos entidades, quizá relacionadas, que cursan con hipertiroidismo y cuya etiología es completamente distinta de la de la enfermedad de Basedow.

Ø  Existen otros procesos, que en ciertas ocasiones pueden cursar con hipertiroidismo.

Enfermedad de Graves-Basedow



Conocida en Europa continental como enfermedad de Basedow o de Parry –por ser este autor quien describiera, por primera vez, la enfermedad en 1786, aunque en 1840 lo hiciera en forma mucho más perfecta el médico de Merseburgo, Basedow– y, en los países anglosajones, como enfermedad de Graves, se trata de una afección multisistémica, de patogenia autoinmunitaria y caracterizada clínicamente por: a) hiperplasia difusa de la glándula tiroides con hiperfunción; b) oftalmopatía infiltrativa, y c) en ocasiones, mixedema pretibial.

La enfermedad es de aparición frecuente, aunque su incidencia real resulta difícil de establecer. Se ha calculado que la prevalencia del proceso en EE.UU. alcanza al 0,4% de la población. En un estudio epidemiológico publicado en 1997 y realizado en la población de Wickham (Inglaterra), la incidencia pasada y presente de la enfermedad era del 2,7% en las mujeres y 10 veces menos en los varones. La incidencia media de hipertiroidismo en esta población seguida durante 20 años ha sido de 0,8%en las mujeres y prácticamente indetectable en los varones. La enfermedad de Graves-Basedow constituye, por su frecuencia, la entidad más importante entre las que producen hipertiroidismo. Está ampliamente difundida por todas las áreas geográficas y puede aparecer a cualquier edad, aunque se observa, sobre todo, en la tercera y la cuarta décadas de la vida y, al igual que la mayoría de las tiroidopatías, la enfermedad de Graves-Basedow es mucho más frecuente en la mujer que en el varón. La incidencia en relación con el sexo varía con la edad, de modo que después de los 45 años la relación es sólo de 3:1 a favor de la mujer, y antes de los 8 años es tan frecuente en las niñas como en los niños.

Etiopatogenia



Anatomía patológica




El tiroides está aumentado de tamaño e hipervascularizado y su peso suele oscilar entre 30 y 150 g. La glándula presenta un aspecto carnoso, con la superficie relativamente lisa.

La enfermedad de Graves-Basedow produce también alteraciones anatomopatológicas , entre las que deben destacarse las siguientes:

Ø  Órbita. Se aprecia abundante infiltración celular, especialmente linfoplasmocitaria. Asimismo, hay un edema importante, con aumento de la grasa retrorbitaria y depósito de mucopolisacáridos.
Ø  Musculatura orbitaria. Habitualmente se observa un aumento del grosor de la musculatura por infiltración inflamatoria crónica, aumento de los mucopolisacáridos intersticiales y fibrosis, mientras que las fibras musculares se atrofian e hialinizan (seudohipertrofia de la musculatura orbitaria).
Ø  Órganos linfáticos. Hay hiperplasia linfoide con aumento de tamaño del bazo y del timo.
Ø  Musculatura esquelética. En algunos casos se observan atrofia celular, vacuolización, pérdida de la estriación, infiltración grasa y depósito de mucopolisacáridos en el intersticio. En ocasiones hay lesiones similares en el miocardio.
Ø  Huesos. Puede advertirse pérdida de masa ósea, con aumento de la actividad de remodelado.

Cuadro clínico


La tríada que caracteriza el proceso está constituida por hipertiroidismo, bocio difuso y oftalmopatía. A esta tríada diagnóstica cabría añadir un cuarto elemento, característico, pero de aparición muy poco frecuente, que es el mixedema pretibial. La enfermedad se presenta muy a menudo con una forma clínica incompleta o disociada, y este es un hecho que siempre debe recordarse para facilitar el diagnostico.

Hipertiroidismo


El incremento de hormonas tiroideas circulantes puede producir diversos signos y síntomas por alteraciones funcionales de los aparatos y sistemas del organismo.

Alteraciones generales


Destacan las relacionadas con una excesiva termogénesis en el organismo. Los pacientes advierten un aumento de sensibilidad al calor, y suelen referir sudación excesiva, que es caliente y generalizada. Entre los síntomas y signos generales deben destacarse también astenia, poliuria y polidipsia frecuente y pérdida de peso, aunque el apetito suele estar conservado o incluso aumentado.

Piel y faneras
La piel está caliente y húmeda como resultado de vasodilatación cutánea y excesiva sudación. Con frecuencia se aprecia eritema palmar.El cabello se vuelve fino y en ocasiones frágil y las uñas, blandas y friables. En ocasiones, aparece una alteración característica denominada uñas de Plummer, que consiste en un fenómeno de onicólisis con despegamiento de la parte distal de la uña del lecho ungueal.

Sangre y sistema hematopoyético
Puede aparecer anemia normocrómica y normocítica y también anemia perniciosa.Las alteraciones de la serie blanca no son relevantes. En casos muy graves pueden observarse esplenomegalia y adenopatías.


Sistemas nervioso y muscular
El paciente hipertiroideo refiere nerviosismo, agitación, inquietud, taquilalia, hipercinesia y labilidad emocional. A diferencia de los enfermos angustiados, el hipertiroideo es hiperactivo y sólo está limitado por su fatigabilidad, en parte de origen muscular y agravado por el insomnio que a menudo padece. De forma excepcional, el hipertiroidismo puede producir reacciones psicóticas de tipo maníaco depresivo, esquizoide o paranoide.
La exploración permite objetivar un temblor fino sobre todo con las manos extendidas, pero también en la lengua y en los párpados semicerrados. Los reflejos osteotendinosos son rápidos y vivos.

Metabolismo
El exceso de hormonas tiroideas circulantes produce diversos efectos metabólicos en el organismo. La secreción de insulina suele estar aumentada. El metabolismo de las grasas está muy acelerado en el hipertiroidismo, tanto su producción como su degradación, pero las anomalías resultantes, fácilmente objetivables por el laboratorio, consisten en un incremento de los ácidos grasos libres circulantes y en una disminución de la colesterolemia. El metabolismo de las proteínas está muy aumentado, pero sobre todo su degradación, lo que se traduce en un balance negativo de nitrógeno, pérdida de peso, debilidad muscular y tendencia a la hipoalbuminemia.


Complicaciones


En el curso de la enfermedad pueden surgir algunas complicaciones relacionadas con la agravación de diversas manifestaciones del proceso. Dos de ellas pueden plantear problemas graves al enfermo:

Exoftalmía maligna



La exoftalmía maligna constituye una temible complicación que puede conducir incluso a la ceguera. Ocurre en el 2-3% de los pacientes afectados de enfermedad de Graves. No existe solución de continuidad entre los distintos grados de afección ocular propios de la enfermedad. La denominación de exoftalmía maligna suele reservarse para las formas más avanzadas de oftalmopatía infiltrativa, caracterizadas por un exoftalmos importante, gran dureza del globo, déficit permanente de oclusión palpebral, notable grado de quemosis y alteraciones oculomotoras.

Crisis tirotóxica
La crisis tirotóxica es una complicación rara de extraordinaria gravedad que se considera propia de la enfermedad de Graves, ya que casi nunca se observa en el bocio nodular tóxico. Su patogenia no está totalmente clara, aunque parece depender de una excesiva respuesta del organismo a una gran cantidad de hormonas tiroideas circulantes.
El inicio de la crisis suele ser agudo, con fiebre alta, gran sudoración, taquicardia extrema con fibrilación auricular o sin ésta, temblor, agitación psicomotriz, diarrea, deshidratación y, por último, postración progresiva, delirio, coma y muerte. Puede cursar también con graves manifestaciones neuromusculares que adoptan la forma seudomiasténica o la miopática aguda con importante atrofia muscular.

Diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad de Graves-Basedow debe basarse fundamentalmente en una recogida y una valoración adecuadas de los síntomas, así como en la observación cuidadosa de los signos. En las formas completas o típicas de la enfermedad el diagnóstico es fácil y puede establecerse con absoluta certeza a través de los datos clínicos. En estos casos las pruebas funcionales sólo aportan datos de relativo interés que sirven para confirmarlo. En las formas incompletas o atípicas surgen con frecuencia dudas diagnósticas, adquiriendo entonces gran valor la oportuna exploración funcional del tiroides.

Los exámenes generales de laboratorio pueden demostrar un aumento moderado de la VSG, discretas leucopenia y anemia, así como moderadas hipercalcemia e hiperfosforemia.

Tratamiento


Para controlar la excesiva secreción de hormonas tiroideas se dispone en la actualidad de tres tipos de medidas: la administración de fármacos tirostáticos, la tiroidectomía y el empleo de radioyodo. La utilización de cada uno de estos tratamientos posee ventajas e inconvenientes, por lo que los criterios de elección deben basarse en consideraciones individuales.

Tratamiento médico

La base fundamental consiste en la administración de medicación tirostática durante un período de tiempo prolongado. El principal grupo farmacológico de sustancias tirostáticas está constituido por las tionamidas o tioderivados, todos ellos derivados de la tiourea. Dos de los primeros medicamentos de este grupo, el propiltiouracilo y el metiltiouracilo, derivan del tiouracilo, cuya estructura contiene el núcleo tioureico. Con posterioridad se sintetizaron el metimazol y el carbimazol, compuestos que también derivan de la tiourea. La elección del tioderivado tiene poca trascendencia clínica, ya que todos ellos son eficaces y, en general, bien tolerados.

Los tioderivados bloquean la síntesis de las hormonas tiroideas a través de una inhibición del proceso de organificación, de la yodación de las tirosinas para formar MIT y DIT, y del acoplamiento de las yodotirosinas para formar T4 y T3.

Tratamiento quirúrgico




Tratamiento radio isotópico


En este segundo tipo de terapéutica radical la curación del hipertiroidismo en la enfermedad de Graves-Basedow se obtiene mediante la administración de yodo radiactivo.

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